Las inconsistencias de la apuesta: El programa de Milei y Caputo está condenado al fracaso

El actual plan económico, además de ser netamente regresivo, también es fallido, porque el ajuste fiscal no va a permitir pagar la deuda externa.

El verdadero objetivo de la política económica del gobierno de Milei es cambiar la distribución del ingreso entre los argentinos, vale decir, que los pobres sean más pobres y los ricos, más ricos. Es sencillo de observar que eso es lo que sucede en la actualidad, ya que la pérdida de ingresos de los sectores sociales de pocos y medianos ingresos es superior a la caída de la riqueza creada. De esto es fácil deducir que la pérdida incurrida es apropiada, gracias a la acción del Estado de Milei, por los más ricos.

La justificación esgrimida de esta acción económica es pagarle al FMI la deuda tomada por Macri y Caputo, cuando éste era Ministro de Finanzas. En esa época, el actual titular de la cartera de Economía sostenía que “la deuda no es un problema (porque el ratio deuda extranjera PBI es muy inferior al 25 por ciento), lo importante es cumplir las metas fiscales”. Agregaba que «gracias a haber recuperado la confianza y el crédito es que hoy estamos viendo la gran cantidad de obras de infraestructura en todo el país”.

Esta concepción ha sido retomada por Milei para definir su política económica ultra ortodoxa y pseudolibertaria, que significa que lo importante es tener una base en moneda extranjera en el BCRA para levantar las regulaciones cambiarias a fin de que quienes tienen cuentas fuera del país puedan comprar dólares y transferir allí sus haberes habidos en Argentina.

Cesación de pagos
La dificultad mayor es que la Argentina está en una virtual cesación de pagos y no puede devolver la deuda «macricaputiana». La política económica está centrada entonces en una búsqueda desenfrenada y errónea de reducción el gasto público, aunque exista otra solución, que es aumentar los ingresos del Estado utilizando nuevos impuestos a los más ricos a fin de no agravar una caída del consumo.

En efecto, el castigo a los sectores medios y populares a través de la disminución del gasto público en salarios de los trabajadores del Estado, en las ayudas sociales, jubilaciones, financiamiento del transporte y tarifas de los servicios públicos está destruyendo el consumo pero también la producción de bienes, lo cual tiene una consecuencia evidente que es disminuir los ingresos fiscales y justamente acrecentar el déficit. La tormenta perfecta.

Pero hay otro problema conocido que es la transformación de pesos a dólares del posible pero improbable excedente fiscal para pagar la deuda. Milei es un alquimista económico moderno que pretende transformar en dólares los pesos que les saca a los jubilados y a los comedores populares para pagarle al FMI.

Keynes explicó esto en su artículo The German Transfer Problem, en marzo de 1929, en el Economic Journal, a propósito del proyecto Dawles, un financista norteamericano que proponía que Alemania pague las reparaciones de guerra. Keynes decía que el hecho de que los alemanes no consumieran no arreglaba nada, porque los bienes que dejan de consumirse deben ser exportados y para que eso suceda deben ser suficientemente baratos y además que los países que pueden comprarlos acepten hacerlo, vale decir, que no impongan aranceles para protegerse del dumping.

Conocemos la triste historia que siguió: seis meses después, en octubre de 1929 hubo crisis financiera, Brüning impuso un programa de recesión y en 1933 sucedió lo que tenía que suceder y los alemanes no pagaron.

Programa condenado
El de Milei es un programa económico fallido de antemano. El eventual superávit del presupuesto estará expresado en pesos y no servirá para cancelar la deuda en dólares. Y los bienes no consumidos por la caída de los ingresos de las capas medias y los sectores populares deberían ser exportados, lo cual es improbable porque entre otras razones los productores no los producirán, porque nadie produce si no está seguro de venderlos.

Por eso el FMI está desesperado para que le devuelvan los dólares prestados a Macri y a Caputo al 7 por ciento, siete veces superior a lo que era la tasa de interés en el mundo en ese momento. Sus funcionarios observan que el ministro de Economía de Milei, que puso a disposición de sus amigos 102 mil millones de dólares al 0 por ciento para fugarlos al exterior, es ahora el responsable de conseguir el dinero para pagarles. Hay que readaptar las secuencias de pago, ya que de otra manera el FMI deberá volver a prestar un poco más para mantener la ficción de que le están pagando.

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Actualizada: 5 de abril de 2024 — 10:28