Se trata de un proyecto impulsado por la EFA «Ko’E Piahú», de la localidad de Tatacuá. Alumnos de cuarto año crearon este producto con el objetivo de concientizar sobre el cuidado del medio ambiente.
La sociedad argentina habla, dice, opina e imagina tanto sobre los jóvenes y en algunos casos poca es la atención que se presta a lo que las próximas generaciones piensan, hacen, sienten y proyectan.
Muchas veces, como adultos, cometemos el error de prejuzgar a los jóvenes con solo ver una muy pequeña parte de lo que son, de lo que nos muestran. Poco nos involucramos también en aquellos espacios en los que pueden sacar a relucir lo mejor de sí, donde pueden mostrarse como son y explorar sus potencialidades.
De hecho, cuando nos damos cuenta, cuando conocemos, exploramos e indagamos en esos espacios, nos encontramos con adolescentes y jóvenes que mucho tienen para aportar a la sociedad y tienen muchas ganas de hacerlo a su manera.
A principios de agosto, la capital correntina fue sede de un encuentro en el que los jóvenes mostraron sus habilidades. La Feria de Ciencias y Tecnología 2023, en su instancia provincial, recibió a más de trescientos cincuenta proyectos de diferente rubro, ámbito, tema, desarrollo y enfoque. Niños y jóvenes de toda la provincia se reunieron a exponer sobre las temáticas que trabajan dentro y fuera del aula, trabajos vinculados a su cotidianeidad, su ciudad, su idiosincrasia, o bien relacionado a problemas domésticos, nacionales o mundiales.
Allí se hicieron presentes alumnos de diferentes niveles educativos: inicial, primaria y secundaria. Participaron además, alumnos de escuelas urbanas y rurales, donde las Escuelas Agrotécnicas también tuvieron su lugar.
Uno de los tantos proyectos presentados es el de la localidad de Tatacuá. La comunidad educativa de la EFA (Escuela de la Familia Agrícola) «Ko’E Piahú» IS 76, formó parte de la feria y presentó la «Biomaceta».
Se trata de un proyecto pensado, desarrollado y materializado en la institución rural, que consiste en la elaboración de macetas para plantas con materiales reciclables. En este caso, la materia prima utilizada fueron los restos de yerba mate que se desechaban luego de su uso en la tradicional infusión.
Según explicó a época una de las docentes a cargo del proyecto, Delicia Estigarribia: «Consiste en concientizar a la sociedad sobre el cuidado del medioambiente y también dar a conocer que la yerba mate no solamente sirve para abono de las plantas, que también podemos darle otro tipo de uso y que ese proceso que nosotros le damos al elaborar las macetas ya tiene otro tipo de beneficio».
Proyecto
Estigarribia detalló que en esta intervención se incorporaron alumnos, docentes y directivos. «Los docentes que estuvimos a cargo somos dos, el profesor Martín Fruto y yo, la profesora Delicia Estigarribia. Los estudiantes que protagonizaron este proyecto son de cuarto año. Este trabajo forma parte de una asignatura incorporada al plan de estudios que se llama ‘Proyecto Didáctico Productivo’, lo hicimos pensando en que el profesor Martín, justamente, da esa asignatura a los chicos de cuarto año», indicó y agregó: «Al ser un proyecto que está dentro de la asignatura, lleva nota final».
Los docentes reconocieron que «Biomaceta» no nació como un proyecto para la Feria de Ciencias, sino que fue pensada como una de las tantas actividades que se programan en la asignatura durante el ciclo lectivo.
Por la modalidad de estudio de la EFA, los chicos llevan a su casa lo que se conoce como trabajo de estadía, para esos días en los que no asisten a clase y trabajan desde casa. «Durante la pandemia les habíamos propuesto a los chicos que investiguen qué usos se le puede dar a la yerba mate, además de hacer abono para plantas, allí comenzó la tarea de investigación de los alumnos y fue la primera parte del proyecto», explicó.
«La investigación de los chicos lo llevamos a la práctica en el vivero de la escuela, en el cual utilizábamos la yerba como abono para las plantas, y lo hicimos con alumnos que en ese entonces cursaban segundo año y que hoy están en cuarto», comentó.
Este proyecto también fue presentado en la última edición «EXPO EFA», donde la docente reconoció que «llamó la atención del público». «Cuando nos sugirieron la participación en la Feria de Ciencias, lo pusimos a discusión con los alumnos y a ellos les encantó la idea», recordó la profesora.
«Nuestra modalidad de estudio tiene algunas particularidades que dificulta el seguimiento de algunos proyectos. En nuestra escuela, los chicos asisten a clase presencial durante dos semanas y durante dos semanas consecutivas permanecen en sus casas, ayudando a sus familias, y llevan trabajo de estadía», explicó.
Sin embargo, ninguna de esas particularidades impidió el avance de «Biomaceta». «Se nos ocurrió armar el grupo de WhatsApp, que nos ayudó muchísimo porque ahí intercambiamos información, ideas e íbamos compartiendo materiales bibliográficos con los chicos que se sumaron. Les encantó la propuesta y se hizo un muy buen trabajo, se notó la participación de todos y pareciera algo típico, algo fácil pero no. Es más, los chicos ahora ya tienen una facilidad para la creación del mismo y, además, el proceso consume muchos recursos, así que, de ese modo, estamos colaborando con el medio ambiente», indicó.
Elaboración
La docente explicó paso a paso el proceso de elaboración de las macetas a base de yerba mate. «Los ingredientes que utilizamos son: vinagre, yerba mate usada, tiene que estar una parte seca y la otra parte tiene que estar húmeda, harina y agua», enumeró y luego aclaró: «Primero, se arma un engrudo con los materiales recién nombrados, en una ollita se coloca la misma cantidad de agua y harina. Se calienta a fuego lento, se va revolviendo hasta formar una masa. La masa tiene que estar con una textura parecida al churro. Se le agrega una cantidad muy pequeña de vinagre, que generará después unos hongos en la masa. Una vez que ya están agregados todos los ingredientes, se le añade una parte de la yerba mojada o húmeda. Se arma la masa y después se le va agregando el resto de hierba seca».
«La masa tiene que estar consistente, no tiene que pegarse por las manos. Una vez que ya esté armada la masa, se elige el molde. En este caso, nosotros usamos moldes de macetas plásticas, se coloca un film, ese film facilita que después podamos separar la maceta del molde sin quebrarla. Se va armando todo, se va pegando todo por el film y le vas dando la forma. Una vez que esté ya formado, se deja secar, lo dejamos al sol; en caso de que no haya sol, se recomienda también que se coloque en un horno, ese horno tiene que estar mínimamente caliente y hay que controlar para que no se sobrepase la temperatura, porque sino se quiebra la maceta», comentó.
«Nosotros, en la institución, para la realización de esta feria de ciencias, lo que hacíamos era que los chicos elaboren la maceta en sus casas con los residuos o con la materia prima que ellos juntaban. También en la escuela fuimos acumulando hierba usada para después elaborar las macetas», recordó.
Concientizar, no comercializar
Al ser consultada por la finalidad del proyecto, Estigarribia sostuvo: «Lo pensamos desde el punto de vista de cuidado del medio ambiente, nunca se nos cruzó por la cabeza pensar en elaborar las macetas para comercializar».
Sin embargo, reconoció que una de las recomendaciones que recibieron fue la de pensar en la opción comercial. «Nuestro proyecto se focalizó más a nivel institucional, no así para comercializar. Fue una de las recomendaciones que nos dieron en la devolución, que pongamos la prueba el poder comercializarla. La idea es que después armemos macetas con plantas ornamentales y que podamos venderlas después. Esa es una de las actividades que tenemos para este año», afirmó.
«Este proyecto, si bien es la primera vez que nosotros lo armamos y llegó a instancia provincial porque estaba muy bien elaborado, los chicos sabían y nosotros vemos que hay futuro en esto. Vamos a tener en cuenta la devolución de los evaluadores a nivel provincial y vamos a seguir trabajando. Ya estamos trabajando con mi colega, el profe Martín, algunas ideas para el año siguiente», advirtió y adelantó que planifican nuevas tareas.
«Creo que es una muy buena manera de colaborar y ayudar a nuestro medio ambiente. También los chicos aprendieron mucho. Aprendieron que la yerba, si la tiras directamente en las plantas, los perjudicas, porque la yerba, antes debe pasar por un proceso de descomposición para luego actuar como abono», resaltó.
EFA, sinónimo de familia
Muchas son las veces que hemos destacado el trabajo de las instituciones escolares rurales y su vinculación con las familias. El trabajo colaborativo, las ansias de crecimiento en conjunto y la comunión entre la sociedad y la escuela, son características inherentes a este tipo de instituciones.
Este proyecto, como tantos otros, ha contado con el apoyo no solo de los docentes, sino también de los directivos y los padres, quienes se involucraron directamente con el mismo, buscando aportar cada uno su granito de arena.
«Algo que nos caracteriza a nosotros en las EFA, es que todos trabajamos, colaboramos en la educación de los estudiantes, tanto los docentes, la familia, la comunidad y los alumnos, obviamente. Hay una tarea compartida, por ende, los conocimientos que adquieren nuestros estudiantes son excelentes, porque se involucran las familias, se involucra la comunidad en su conjunto», sostuvo la profesora Delicia Estigarribia.
«Estamos planificando crear las macetitas con plantas ornamentales y ponerlas a la venta, porque en la Expo EFA tenemos la posibilidad de dar a conocer todas las actividades que ellos llevan a cabo dentro de la institución, todos los trabajos que ellos realizan en la asignatura de proyectos didácticos productivos y eso es algo muy significativo, algo que nosotros valoramos muchísimo, porque ese es el momento en que nosotros vemos reflejado el esfuerzo, el sacrificio que realizan nuestros estudiantes todos los días», aportó.
«Tanto ellos como sus familias, también como la comunidad en sí y la EFA tiene esa particularidad de poder armar un camino hacia la familia a través de la visita a la estadía, a través de la visita a la familia, hacia la comunidad, demostrando por ejemplo los trabajos de plan de búsqueda, invitándolos a participar en la EXPOEFA, trayendo siempre técnicos especialistas para dar algunas charlas. Y bueno, nosotros los docentes que estamos todos los días acompañando a nuestros estudiantes a través de la permanencia, a través de las clases, a través de las visitas. Es un trabajo arduo pero muy bueno, muy significativo», finalizó.
Fuente: Diario Epoca
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