Los cuestionamientos a Edgardo Kueider y el correntino «Camau» Espínola y la postura de Cristina Kirchner. La grieta en la Cámara alta y el operativo contención en Diputados.
Cualquier movimiento intempestivo puede herir de muerte la delicada tregua que mantiene unido al peronismo, y la Ley Bases no fue una excepción. El acompañamiento de Edgardo Kueider y «Camau» Espínola al proyecto de Javier Milei no solo derivó en un pedido de expulsión del PJ, sino que cayó como anillo al dedo de Cristina Fernández de Kirchner para el armado de las listas 2025. Con un retuit, la ex presidenta deslizó que convenía que las listas fueran encabezadas por La Cámpora, lo que no cayó bien en el resto de las terminales del panperonismo. Las grietas que se abrieron en la votación dejaron un clima caldeado en el Senado, en donde Unión por la Patria atraviesa días de intensos pases de factura. La jujeña Carolina Moisés, que acompañó el RIGI, se cruza en redes con dirigentes camporistas, mientras que la bancada en Diputados se prepara para tratar las dos leyes la semana que viene. El clima está tenso y mientras en el Senado se agita el fantasma de la ruptura, la bancada que lidera Germán Martínez ensaya estrategias para mantener la tropa lo más unida posible.
Eran las 2 y media de la madrugada del jueves, la Ley Bases se estaba votando en el Senado y Leila Chaher, diputada nacional de La Cámpora, arremetía en Twitter contra la senadora de UxP, Carolina Moisés, por haber votado a favor del RIGI. «Los jujeños no te votamos para que entregues la soberanía de nuestro país por 30 años. Lo que queremos saber es a cambio de qué», arremetía Chaher en un tuit que hoy está fijado arriba del todo en su cuenta, de modo que sea lo primero que cualquiera ve apenas ingresa a su red social. Unas horas después, Horacio Pietragalla publicaría una foto de cada uno de los peronistas que habían acompañado alguno de los puntos de la ley: ahí estaban el entrerriano Edgardo Kueider y el correntino Carlos «Camau» Espínola, que habían acompañado la Ley Bases en general, pero también Moisés, el catamarqueño Guillermo Andrada y la tucumana Sandra Mendoza.
En el caso de Kueider y Espínola, la pelea con el peronismo frentetodista viene de larga data. Ya en febrero de 2023 habían roto con el Frente de Todos para armar su propio bloque, ofendidos con el cristinismo (al que acusaban de excluirlos de la agenda en el Senado). Su acompañamiento a las leyes de Milei suponen, para el kirchnerismo y gran parte de UxP, una «traición» que no se puede olvidar. Juliana Di Tullio ya pidió por la expulsión de ambos del PJ, así como la de Daniel Scioli. «Partieron a las filas del gobierno de Milei por interés personal y no hay que permitir que sus decisiones espúreas las realicen en nombre del peronismo», azuzó la senadora. Hasta el más diplomático jefe de interbloque, José Mayans, deslizó ayer que «tendrían que explicar por qué, negociando en forma personal, desatienden los conceptos básicos por los que fueron postulados».
«Ellos eligieron venderse, no creo que vuelvan, pero si votan a favor de la gente alguna vez bienvenidos», ironizan en las filas camporistas de la Cámara alta, en donde saben que necesitarán los votos de Kueider y Espínola para cualquier estrategia de resistencia al gobierno en el futuro. Y no dentro de mucho: la semana que viene el Senado tratará la reforma de la movilidad jubilatoria que la oposición dio media sanción en Diputados y que Milei ya amenazó con vetar. El peronismo necesitará de todos los votos posibles para poder llegar a los dos tercios que le permitan blindar la iniciativa del veto presidencial. Por estas horas, sin embargo, lo que predomina es el enojo.
Distinto es el caso de Moisés, Andrada y Mendoza, que integran el interbloque de UxP y que votaron en contra de la ley en general: un logro por el que trabajaron desde CFK hasta Sergio Massa, que hicieron todo lo posible – junto a Mayans, Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti – para sostener la unidad en el rechazo. Pero el acompañamiento de esos tres senadores al RIGI – un régimen de inversiones con beneficios exorbitantes para las empresas internacionales que durará unos 30 años – fue un golpazo. Se esperaba el acompañamiento de Andrada y Mendoza, que responden a gobernadores peronistas que pidieron por la sanción del régimen, pero no así el de Moisés, que es oposición en Jujuy.
Moisés fue, después de Espínola y Kueider, la más cuestionada en público por UxP. Y fue, a su vez, la que se defendió con mayor saña. Desde la aprobación en el Senado se viene peleando, casi diariamente, con distintos dirigentes de La Cámpora. «El colonizado mental sos vos. Yo represento a los jujeños que quieren trabajo estable, a los que quieren dejar de ser planeros», le respondió, primero, a Pietragalla. Y siguió arremetiendo, a medida que otros dirigentes cristinistas – como Santiago Igón, ex compañero suyo de bancada en Diputados – salían a criticarla públicamente. «Si me critica y me insulta La Cámpora, algo debo estar haciendo bien. Solo me guía defender a Jujuy», respondía la senadora, que acusaba a la agrupación que lidera Máximo Kirchner de «creerse los dueños de la moral».
En el cristinismo mascullan con dureza contra el trío que votó el RIGI, pero se muestran firmes en querer evitar una ruptura del interbloque. Más de uno abreva en la premisa sostenida por CFK de que, si algunas bancas hubieran estado ocupadas por senadoras de La Cámpora – como el caso de Corrientes y Entre Ríos -, UxP hubiera podido voltear la Ley Bases. Pero es una discusión que no quieren dar todavía, no al menos en público. «CFK se pasa de sectaria a veces, no hace bien echar las culpas en este contexto», deslizan, en cambio, en otros sectores del panperonismo.
Operativo contención en Diputados
Mientras el Senado se engolosina con las recriminaciones cruzadas, les diputades analizan cómo encarar el debate de la Ley Bases y el paquete fiscal la semana que viene. Es el final de la novela: el jueves 27 el gobierno terminará de sancionar sus dos mega proyectos, solo resta saber qué forma final tendrán. Las opciones son acompañar la versión aprobada en Diputados o acompañar la versión aprobada en el Senado. El rechazo no es una opción, por lo que, de máxima, UxP apuntará a la abstención.
UxP, sin embargo, cuenta con unos 99 diputades que podrían resultar el fiel de la balanza sobre la forma final que tendrán los dos proyectos y no son pocos les diputades peronistas que quieren ponerse a jugar. Algunos capítulos son más fáciles, como el caso de la restitución de Ganancias, que el Senado rechazó y que UxP buscará eliminar definitivamente. En esos casos, el peronismo terciará en favor de la versión del Senado. Pero en otros casos, como el de las privatizaciones, no es tan claro. La media sanción del Senado significa remover del listado de empresas públicas a privatizar a Aerolíneas Argentinas, Correo Argentino y Radio y Televisión Argentina, algo que el gobierno quiere evitar. Pero si UxP acompaña la versión del Senado acompañaría, con esta maniobra, la privatización del resto de las empresas públicas, como Nucleoeléctrica, AYSA o los trenes. «Nos van a querer encerrar con que acompañamos las privatizaciones, pero nosotros no vamos a hacer nada que permita que privaticen Aerolíneas», sostenía un diputado de UxP.
La estrategia, de momento, aún no fue definida. Germán Martínez convocó a una reunión el lunes a quienes integran las comisiones que debatirán, primero, qué dictamen emitir, y después, el miércoles, se reunirá todo el bloque. La bancada deberá definir, a su vez, si insistirá con la línea del constitucionalista Gil Domínguez de rechazar tratar cualquier capítulo que fue rechazado en el Senado: la discusión será también técnica y nada está definido todavía.
Con información de Página 12
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