El plan del ministro de Economía, Sergio Massa, busca también simplificar las cotizaciones para importar productos y servicios.
El Gobierno de Alberto Fernández confirmó este jueves la implementación de un nuevo tipo de cambio diferenciado para el campo, en el marco de la puesta en marcha de un plan de estabilización cambiaria. La medida llega luego de arduas negociaciones entre Economía y el sector respecto de qué mecanismo se implementaría para generar una mejora en la competitividad a la hora de exportar.
Así lo confirmaron fuentes oficiales a Ámbito.com en un contexto en el que se busca para promover la liquidación de dólares en los próximos meses ante la faltante de oferta de divisas comerciales.
El nuevo programa consiste en una versión ampliada del dólar soja, en línea con lo que solicitaron los exportadores, que estaban pidiendo un “dólar agro». Comenzará a aplicarse desde abril a exportadores de otros productos: además de la soja, se sumarán vino, la manzana, el arroz y el maní, entre otros.
Aún no se conoce el valor que tendrá el dólar agro, pero se espera que rondará los $300 (teniendo en cuenta que los anteriores superaron en un 30% el valor del oficial). Y, con esta iniciativa, el Gobierno espera alcanzar una liquidación de u$s15.000 millones entre el segundo y el tercer trimestre del año.
Como se dijo, esto será en el marco de un programa de estabilización cambiaria, en el que también se buscará simplificar los diversos tipos de cambio para no tener tantas variedades de dólar, como «tarjeta», «ahorro», «Qatar» o «Coldplay». Y, además, el ministro se va de la capital estadounidense con la promesa de sumar u$s3.000 millones de organismos internacionales para las arcas del Central, dijeron en Economía.
Los detalles del dólar agro
Los detalles del nuevo dólar agro se terminarán de acordar este fin de semana, según informaron fuentes oficiales. Pero, por lo que se sabe hasta el momento, el programa contempla la puesta en marcha de un dólar diferenciado para los sojeros (lo que sería el dólar soja 3), que se implementará por un plazo de 30 días (abril), mientras que, para las economías regionales, el plazo de aplicación previsto es de 90 días (durante mayo, junio y julio), con posibilidades de extenderlo durante otros tres meses.
Los dos objetivos centrales de la medida, son por un lado, hacer más competitivas a las cadenas en el mercado internacional y el otro, apoyar con financiación la ampliación de las superficies sembradas, que se implementará a través del Fondo de Incremento Exportador.
Asimismo, uno de los elementos que se acordará en los próximos días es cómo amortiguar los impactos colaterales del nuevo dólar agro. Y es que, tal como explica Juan Pablo Albornoz, economista de Invecq, «este nuevo tipo de cambio más abarcativo tiene un problema: se puede prever el impacto a nivel macro, pero no, a nivel micro. Esto significa que hay que acordar con los distintos ramos productivos (sector por sector) precios para el mercado interno para que la mejora de la competitividad que se logre en el exterior no perjudique la dinámica local.
Dólar agro: ¿entrarán el trigo y el maíz?
Claro que en el listado de productos alcanzado por este nuevo dólar faltan dos grandes protagonistas del agro argentino: el maíz y el trigo. Y, en este punto, radicaría una de las cuestiones de más polémicas que se trataron en la negociación entre el campo y el Gobierno. Porque el primero es un insumo clave para otros sectores del campo y el segundo tiene mucha incidencia en la evolución de los precios de la canasta alimentaria básica, ya que muchos componentes básicos de esta, como el pan, se producen en base al trigo.
Esas situaciones fueron origen de tires y aflojes entre el Gobierno y los productores, tal como lo refleja Horacio Salaverri, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), quien sostiene que “se utilizó al campo, en realidad a una parte de él, que es la sojera, para incrementar las reservas del BCRA, pero muchos sectores, como la ganadería lechera y la de carne, se vieron afectados por su implementación porque aumentó mucho el costo de la suplementación alimentaria de los animales”.
Por otro lado, según fuentes especializadas, “los productores de pollo estaban haciendo fuerza para que no se incluya al maíz en esta iniciativa porque se les encarecería mucho la producción y hay sectores dentro de ese colectivo que se quejan de que incluso no se ha cumplido aún con el desembolso de algunos subsidios por parte del Gobierno”. Así, lo ven como un obstáculo más que se sumaría a la producción. Y es un sector clave, ya que se consumen alrededor de 48 kilos de pollo por persona por año en Argentina.
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