A través de un documento titulado «El pedido del pan de cada día es un clamor de justicia», la entidad destacó la importancia de atender a los comedores comunitarios, entre otras instituciones. «Una mamá puede privarse de tomar un colectivo y caminar para ahorrar, pero de ninguna manera puede no darle de comer a sus hijos», destacaron. Aseguraron que “no debe profuncizarce la crisis alimentaria” y que “hoy, a cientos de miles de familias se les hace cada vez más difícil alimentarse bien».
CORRIENTES, 6 DE FEBRERO DE 2024. La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) a través de un documento difundido ayer advirtió este lunes que «cientos de miles de familias» en el país tienen problemas para «alimentarse bien» y afirmó que «la comida no puede ser una variable de ajuste», por lo que los comedores comunitarios, entre otras instituciones sociales y religiosas, deben recibir asistencia «sin dilación» para que la situación «no profundice la crisis alimentaria».
«Como obispos, en el trato pastoral con la gente sencilla, hemos aprendido que ‘Un plato de comida no se le niega a nadie’. Es que en nuestra patria nadie debería pasar hambre, ya que es una tierra bendita de pan. Sin embargo, hoy, a cientos de miles de familias se les hace cada vez más difícil alimentarse bien», expresó la Comisión Ejecutiva de la CEA, cuyo presidente es monseñor Oscar Ojea.
En ese documento, titulado «El pedido del pan de cada día es un clamor de justicia», y difundido a una semana de que el papa Francisco reciba en el Vaticano al presidente Javier Milei, la CEA resaltó que «es necesario anticiparse para que esta situación no profundice la crisis alimentaria», y en ese sentido consideró que «se debe facilitar a las personas, las comunidades y al pueblo aquello que se necesite para ayudar a los más frágiles, especialmente a niños, niñas, adolescentes y adultos mayores».
«Ante una crisis -mencionó el texto- no son suficientes los paradigmas tecnocráticos, sean estadocéntricos, sean mercadocéntricos, es necesaria la comunidad», afirmó.
El documento indicó que «la inflación desde hace años crece día a día y pega fuertemente en el precio de los alimentos», una situación que «siente claramente la clase media trabajadora, los jubilados y aquellos que no ven crecer sus salarios».
«Ante este escenario de trabajo sacrificado y de bajos ingresos, las familias se privan de muchas cosas. Por ejemplo, una mamá puede privarse de tomar un colectivo y caminar para ahorrar, pero de ninguna manera puede no darle de comer a sus hijos. Es decir, la comida no puede ser una variable de ajuste», sostuvo.
El documento citó un fragmento del libro sapiencial de Tobías, en el Antiguo Testamento, que señala que «entre las necesidades primarias está el alimento», un motivo por el cual, continuó el texto, «Jesús se identifica con los últimos en la fila de la vida que padecen hambre, y dice: ‘Tuve hambre y me diste de comer'».
La CEA recordó que el tiempo de la pandemia de Covid-19 «enseñó el valor de la respuesta comunitaria organizada» y que en aquel tiempo de emergencia sanitaria «se multiplicaron los comedores» en las parroquias, las Iglesias evangélicas y los movimientos populares.
Así, destacó que «las grandes protagonistas fueron las mujeres», porque «cada una se acercó a la olla pensando no sólo en sus hijos, sino también en los de los vecinos», mencionó la CEA.
La entidad católica valoró que «esa reserva» social «está todavía presente», y por eso «el Estado nacional, provincial y municipal tienen que aprovecharla para que nadie se quede sin el pan de cada día».
«Todos los espacios de cuidado que dan de comer, todos los comedores comunitarios, de parroquias, iglesias evangélicas y de movimientos populares deben recibir ayuda sin dilación», opinó la Comisión Episcopal.
Y agregó: «Toda esta comunidad, verdadero ejército de amor y servicio, está dispuesta a dar de comer ahora porque hace falta, pero sin renunciar a seguirse poniendo la patria al hombro, para que en nuestra querida Argentina se haga realidad el sueño de Tierra, Techo, y Trabajo para cada familia».
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