El bebé que estuvo al borde de la muerte por ingerir purpurina: analizan si se trató de un milagro de Pironio

Juan Manuel Franco tenía 15 meses cuando aspiró la sustancia. Los médicos fueron muy pesimistas. Sus padres le rezaron al exobispo de Mar del Plata y el nene se recuperó. «No le quedaron secuelas de nada. Quedó comprobado que fue un milagro», contó su mamá

Apenas Laura y Mariano dejaron a Juan Manuel, de 15 meses, en manos de los médicos recibieron la peor noticia: no había mucho que hacer por él. El bebé había aspirado y tragado una importante cantidad de purpurina —una sustancia pequeña hecha de pedazos de plásticos copolimerizados y metales— y estaban afectando irremediablemente sus pulmones.

El traslado de una clínica privada al Hospital Materno infantil de la ciudad fue un ápice de esperanza, pero el panorama no era distinto. Excepto que el médico que lo atendió sugirió: «Recen». Así lo hicieron: Laura sacó de entre sus cosas una estampita que le regalaron de Eduardo Pironio, el exobispo marplatense. Se aferró a ella e imploró con el dolor de madre que teme que el último aliento de su único hijo llegue pronto.

A los 13 días, tras un exhaustivo análisis de sangre, Juan Manuel fue dado de alta y no quedó vestigio de aquello que tenía y asustó a los médicos debido a la gravedad. «No le quedaron secuelas de nada, no es un chico que se enferme. Apenas pasó todo, me senté y lo escribí lo que pasó porque esto tenía que saberse y porque me había movilizado espiritualmente cuando lo entendí. Conté desde lo clínico a lo emocional y que aunque los médicos no lo dijeron de esa manera, esto fue un milagro y ellos mismo aseguraron que su recuperación fue asombrosa y que no había explicación para lo que había pasado», asegura la mamá del chico hoy adolescente y músico.

Gracias a ese testimonio, la junta médica del Vaticano consideró que el caso del nene fue un milagro de Pironio.

Juan Manuel jugaba, manoteaba cosas que encontraba cerca, como todo bebé de 15 meses. El viernes 1 de diciembre de 2006 tragó agarró una frasquito de purpurina, se lo llevó a la boca, tragó y aspiró el contenido. «Lo primero que hice fue hacerle upa y sacarle todo el polvo que tenía, y de inmediato lo llevé a la clínica. A los pocos minutos, ya no podía respirar. El médico Marcelo Sigismondi, que digo que fue su ángel, nos dijo que no había antecedentes de supervivencia ante este tipo de intoxicación», recuerda.

Esa misma mañana, lo había llevado al control médico por los 15 meses y todo estaba bien. Por la tarde entraba en emergencia: los primeros análisis de sangre que le hicieron mostraron que en su organismo había restos de cobre, zinc y plomo. Esto le produjo un cuadro de neumonía química. El bebé respiraba sin que el oxígeno entrara a su cuerpo.

Con su vida en riesgo fue trasladado al Hospital Materno Infantil. Allí, el pediatra, saltándose quizás todos los protocolos médicos les dijo: «Yo haré lo mío, ustedes si saben rezar, recen». Minutos después, Juan Manuel fue ingresado a terapia intensiva e inducido al coma con asistencia respiratoria. «Estábamos desesperados, asustados. Decían que la vida de nuestro bebé se apagaba», lamenta Laura.

Al día siguiente, se realizó la Marcha de la Esperanza, un recorrido por iglesias cercanas creado por Pironio, que tuvo como parada la parroquia de la capilla del Materno Infantil. Allí estaba al padre Silvano de Sarro, sacerdote de la parroquia San Antonio de Padua, que apenas supo qué pasaba con Juanma, les entregó a Laura y a Mariano una estampita del sacerdote que fue obispo de la ciudad entre 1972 y 1975.

Esperando el paso de las horas en la sala de espera del hospital, el matrimonio de profesores de música en escuelas católicas, leyó sobre la historia de Pironio. «Su vida también es un milagro, me impactó conocerla», revela Laura y la resume: «Su mamá era ya grave cuando tuvo al primer hijo y los médicos le dijeron que no podía volver a quedar embarazada porque corría riesgo de vida. Angustiada por la noticia se fue a confesar con un obispo de La Plata, que le aconsejó que le rezara a la Virgen de Luján, y le dijo: ‘A veces los médicos se equivocan’… Tuvo 22 hijos y Pironio fue el último».

«Eso era todo lo que necesitaba saber: los milagros podían ser reales. Necesitaba escuchar eso para saber que mi hijo viviría. Esa era la bocanada de fe que me dejó conocer su historia y la Marcha. Tuvimos una fuerza asombrosa y confiamos que Dios haría lo propio -dice la mujer emocionada. Comenzamos a leer la oración de la estampita y le pedimos a Pironio para que nuestro bebito sanara».

Ese mismo día, en el Hospital de niños de La Plata, analizaron una muestra de sangre de Juan Manuel para determinar qué tratamiento necesitaría debido a la cantidad de metales que le habían encontrado horas antes. «El estudio decía que no tenía elementos tóxicos en sangre. En total fueron 13 días de internación: lo sacaron del coma, despertó y comenzó a comer. El 3 de diciembre es la fecha de cumpleaños de Pironio, el 5 es su ordenación, y esas fechas coinciden con el progreso de Juan Manuel», recuerda Laura. El niño fue dado de alta sin que le quedaran secuelas a nivel respiratorio, neurológico ni hepático.

«Para nosotros este es un día muy especial porque ya se comprobó que por la gracia de la intersección de Pironio, aún cuando no lo conocíamos, Juan Manuel se había recuperado. Yo no era consciente de lo que había pasado y cuando ya estuvimos en casa comencé a investigar y a reconocer la figura de Pironio en todo lo que había pasado», revela la mujer.

Emocionada, dice sobre el primer paso a la posible beatificación: «De alguna manera, que esto pase es como devolverle algo de todo lo que nos dio. Ojalá esté en altares y podamos rezarle todos juntos. Esta historia es también un testimonio para mostrar que en momentos límite hay que tener fe, porque es una fuerza poderosa. Ese es el mensaje que queremos dejar».

En aquel escrito en el que Laura contó qué había pasado con Juan Manuel luego de que le rezara a Pironio detalló todo. «Luego me contactaron porque mi relato indicaba que podría tratarse de un milagro. Así empezó todo este proceso que tardó todos estos años, sé que es un proceso largo, pero la junta médica ya aprobó clínicamente que como la curación de Juanma fue inexplicable se debió a un milagro. Ahora faltan algunos pasos más para llegar a la beatificación, eso lo decide el Papa Francisco. Esta es la parte más difícil digamos de todo el proceso de de canonización, el encontrar el milagro y para que alguien sea postulado como santo se necesitan dos milagros y uno para ser beato. Es un honor y orgullo que el caso de Juan Manuel sea considerado su primer milagro», sostiene.

Al finalizar, cuenta que cuando Juan Manuel tenía 5 años solía pedirles a sus papás por un hermanito y que el día que lo llevaron a la Basílica de Luján, donde están los restos del exobispo, ella le pidió que intercediera para que ese deseo sea cumplido. «Al tiempo supe que estaba embarazada y cuando me hice el control, a los 4 meses, supe que era un embarazo gemelar. La ecografía fue un 4 de mayo, el mismo día en que Pironio dio un paso clave para convertirse en santo».

Fuente: Infobae

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Actualizada: 5 de mayo de 2023 — 19:34