Actualmente, cerca del 80% de los casos están asociados a la subvariante 2, cuando históricamente predominó la 1. Qué podría pasar a futuro y cuál es el rol de la vacuna, según explicaron los especialistas a Infobae
El brote de dengue en Argentina alcanzó un pico histórico de 71.717 casos, según los últimos registros que informó el Ministerio de Salud de la Nación. Además, hasta el momento, hubo al menos 53 fallecidos por la enfermedad viral que transmite el mosquito Aedes aegypti.
El último Boletín Epidemiológico Nacional que emitió la cartera sanitaria, con datos que llegan hasta el 23 de abril, mostró que, en la actual temporada, la mayor cantidad de contagios -casi el 80%- se relacionó con el serotipo 2 (DENV-2) del virus. Estas cifras están muy por encima de los registros del serotipo 1 (DENV-1), que había sido responsable del mayor número de infecciones en las anteriores epidemias de 2009, 2016 y 2020.
Este cambio de tendencia en las subvariantes del dengue abre una incógnita, principalmente por las diferencias entre cada una. ¿Qué factores influyeron para que, en la actualidad, el serotipo 2 sea el de mayor prevalencia? ¿Esta dinámica podría cambiar en el futuro? ¿Cómo inciden las subvariantes en los síntomas y en los cuadros graves?
Esto explicó en diálogo con Infobae el virólogo de la Universidad Nacional de Quilmes, Mario Lozano: «No hay una lógica en cuál de los cuatro serotipos del dengue circula más. Es como cualquier dinámica de poblaciones, en las que alguna de las subvariantes predomina más, pero no es posible describir por qué una tiene ventaja sobre otra en determinado momento».
Por su parte, Favio Crudo, médico infectólogo y epidemiólogo de la Fundación Mundo Sano y de la Asociación para el Desarrollo Sanitario Regional (ADESAR), sumó: «Esta dinámica de los serotipos tiene que ver con que el dengue en Argentina es epidémico y responde al ingreso del virus desde países limítrofes del norte. Por ejemplo, si Brasil y Paraguay tienen el serotipo 1, al nordeste de Argentina llegará esa subvariante. Y si Bolivia y Perú tienen el serotipo 2, el mismo llegará al noroeste. Es difícil poder predecir cuál de los dos va a predominar a nivel nacional».
En ese tono, según Crudo, «actualmente se puede ver una tendencia: la mayoría de los casos del noroeste argentino son de dengue 2 y los del nordeste son del serotipo 1, mientras que en Buenos Aires se combinan los dos». Cabe destacar, además, que en la provincia de Tucumán se registraron seis casos de la subvariante 3 (DENV-3), que no estaba circulando en el país hasta el momento. De todos modos, el brote va a terminar durante el mes de mayo, porque llegaron las temperaturas frías y el mosquito depende mucho del clima».
«Se ha visto que los serotipos 2 y 3 presentan una mayor tendencia a cuadros graves de dengue, pero esto no es algo simple de estimar. Si sumamos las subvariantes 1 y 2 en Argentina, estamos teniendo una letalidad (cantidad de fallecidos en relación a la cantidad de enfermos) de 0,07%. Esto quiere decir que hay 7 muertes cada 10 ml infectados aproximadamente», apuntó el especialista de Mundo Sano.
En palabras de Lozano, «para que se dé un brote de dengue no tiene que haber solo mosquitos. Se requiere que una persona, en el período de contagio, llegue desde una región en la que circula el virus del dengue durante todo el año. Eso en Argentina sucede mucho con viajantes que van y vienen de países limítrofes. Si traen el serotipo 1 y empezó la circulación local, el predominante será el DENV-1. Pero, si la persona que viajó trajo el serotipo 2, el más frecuente será ese, como sucede ahora. Es una casualidad, y lo mismo sucede con el serotipo 3».
«Las personas que traen el virus son muchas -siguió Lozano- porque muchas personas hacen el recorrido por América y traen el dengue. Es decir que lo que suceda en nuestro país depende de la circulación mayoritaria en los países limítrofes. A su vez, los serotipos no definen el grado de gravedad del brote, porque dentro de los cuatro que existen, hay variantes que son más o menos patógenas. Y también está el factor humano: hay personas que responden mejor o peor al contagio».
A su turno, el infectólogo Roberto Debbag le dijo a Infobae: «Los factores que influyen los serotipos del virus dependen de la circulación previa de las personas infectadas. Es muy dinámico. Hoy hay serotipo 2 predominando pero, en unos meses, esto puede cambiar».
En segundo término, Debbag postuló: «No hay dudas de que las personas que se infectaron alguna vez de dengue y, al año siguiente, se contagian de alguna subvariante distinta a la de la primera ocasión, tienen más probabilidad de tener una enfermedad severa. Por eso, la herramienta de la vacunación va a ser dirigida a estos pacientes que tuvieron una infección previa y en los que tienen alguna enfermedad grave. La vacuna puede disminuir hasta el 80% de las hospitalizaciones en los previamente infectados e, incluso, en los que no se contagiaron nunca».
En tanto, el médico infectólogo Ricardo Teijeiro aportó: «No necesariamente tiene que haber más casos de dengue porque haya más serotipos circulando. Esto depende muchísimo de lo que sucede con los vectores, ya que esta enfermedad necesariamente precisa del mosquito para que pique a un enfermo y luego a una persona sana, transmitiendo el virus. Si estamos en una época en la que deja de desarrollarse el vector, deja de haber enfermedad más allá de los serotipos que hay o haya habido circulando».
«Lógicamente que si hay más serotipos circulando -añadió Teijeiro- las personas que ya se contagiaron de dengue previamente pueden volver a tener la enfermedad. La vacuna Takeda es tetravalente y tiene efectividad para los cuatro serotipos, por lo cual, si alguien ya tuvo dengue, debe vacunarse para protegerse en un próximo contacto con otro serotipo. Del mismo modo, quien nunca se infectó, tiene que vacunarse porque va a estar cubierto ante eventuales contagios con cualquier subvariante».
Días atrás, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó el uso de la vacuna contra el dengue desarrollada por la farmacéutica japonesa Takeda. Esta formulación, denominada Qdenga, estará destinada a todas las personas mayores de 4 años, hayan cursado, o no, previamente la enfermedad, sin la necesidad de la realización de análisis de sangre confirmatorio previo a su aplicación. El esquema completo incluye dos dosis que deben aplicarse separadas por un intervalo de 3 meses.
«El laboratorio está trabajando para acortar los tiempos de producción y distribución, estimando que estará disponible en nuestro país para mediados de la primavera», adelantaron desde Takeda.
Otra vacuna contra el dengue que está aprobada en Argentina es Dengvaxia, una fórmula tetravalente que fue desarrollada por el laboratorio Sanofi-Pasteur. Producido con microbios vivos debilitados o atenuados por medio de una tecnología de ADN recombinante, este inoculante se aplica con un esquema de 3 dosis a los 0, 6 y 12 meses.
En 2017, la ANMAT autorizó Dengaxia «exclusivamente para prevenir el dengue causado por los serotipos 1, 2, 3 y 4 del virus del dengue en personas de 9 a 45 años que viven en áreas endémicas, considerando que las áreas serán las establecidas a partir de datos epidemiológicos por el Ministerio de Salud. La vacuna no se encuentra prevista y, por lo tanto, su uso y comercialización en ocasión de brotes o para viajeros no se encuentra autorizado. (…) Que la condición de venta sea autorizada bajo condiciones especiales, bajo prescripción médica», según consta en el documento oficial al que accedió este medio.
Infobae conversó semanas atrás con Florencia Esquivel, directora médica de Sanofi Vacunas para el Cono Sur. «La vacuna contra el dengue está aprobada en cerca de 30 países de Latinoamérica y Asia en donde la carga de la enfermedad es alta. En el Cono Sur está siendo comercializada a nivel privado solo en Paraguay desde noviembre del 2016″, informó Esquivel.
Compartir