Empresarios, economistas y funcionarios discutieron sobre la actual coyuntura y alertaron sobre el costo del ajuste para la gente.
La política monetaria, el atraso cambiario, el cepo y el duro costo del ajuste fueron protagonistas durante la jornada del 41 Congreso Anual de Ejecutivos en Finanzas organizada por el Instituto Argentino de Ejecutivo de Finanzas (IAEF) que se desarrolla en el Centro de Convenciones de Buenos Aires. La jornada cerró con un fuerte discurso del presidente Javier Milei.
Bajo el lema Argentina: una oportunidad diferente, acuerdos imprescindibles para un futuro sostenible, la jornada comenzó con elogios empresarios. En la apertura del Congreso, el presidente del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) Diego Cazorla, defendió el rumbo del gobierno, pero advirtió que estabilizar la macroeconomía significó un «duro costo» para la gente y las empresas.
Según el dirigente, la asunción de Javier Milei a la presidencia «fue consecuencia de décadas de políticas erradas y erráticas, permanentes atajos de corto plazo, gestiones ineficientes y falta de planificación de mediano y largo plazo». «Ahora, estabilizar la macroeconomía, lanzar una lucha frontal contra la inflación, restaurar el valor de la moneda, adecuar las distorsiones de precios relativos y comenzar a resolver los problemas del sector externo concentraron los esfuerzos en esta primera etapa de Gobierno. Pero eso ha significado un duro costo para el ciudadano y para las empresas», consideró.
En la misma linea se sostuvo Vladimir Werning, vicepresidente del Banco Central. En el escenario destacó los resultados alcanzados en materia inflacionaria a partir de las medidas adoptadas desde el cambio de gobierno y subrayó que existe un «equilibrio consistente» entre las principales variables económicas. El funcionario evitó referirse en forma directa a la discusión sobre el nivel del tipo de cambio. Werning recalcó que la inflación mayorista de abril descendió a 3,4 por ciento , que la expectativa privada de precios minoristas para mayo es entre 4 por ciento y 5 por ciento, al tiempo que remarcó que según esos mismos análisis los alimentos «corren por debajo» de ese nivel.
«Estos resultados no se explican por la virtud aislada de un instrumento de política económica», señaló Werning -única referencia que podría asociarse a una posición sobre el valor del dólar- y enfatizó que «se explican por la consistencia interna de los pilares macroeconómicos». Entre ellos puntualizó el «ancla fiscal» y «la política cambiaria, que fue utilizada como palanca de cambio de los precios relativos para la acumulación de reservas y como un ancla nominal que contribuyó a la baja de la inflación». «El establecimiento de ambas anclas ha sido fundamental para dotar de flexibilidad a la política monetaria y permitió la baja de interés», explicó Werning.
Werning también eludió una definición concreta sobre el swap con China, del cual depende en gran medida el nivel de reservas internacionales. «Los contactos con las autoridades chinas han sido iniciadas a alto nivel, permitiendo a los equipos técnicos que trabajen en resolver la incertidumbre», señaló sin más detalles.
Uno de los discursos más críticos llegó con el panel de Economía nacional e internacional. Allí, la directora ejecutiva de EcoGo, Marina Dal Poggetto, puso en duda las posibilidades del gobierno nacional de levantar el cepo cambiario al explicar una serie de contradicciones que, a su juicio, tiene el actual programa económico. «A mi juicio el esquema es cepo dependiente. Decime como lo sacas», concluyó. «Para mí la primera contradicción es mantener el 80-20 por ciento de liquidación de exportaciones (MULC-CCL) porque, mientras sigas así, necesitas una recesión muy fuerte para seguir comprando dólares», indicó. Dal Poggeto continuó su explicación señalando: «Los próximos tres meses puede el BCRA seguir comprando dólares por la cosecha, pero, si levantás esta medida mientras el dólar se sigue atrasando, es inconsistente y necesitás de una recesión muy fuerte para seguir comprando dólares».
Para la economista, la «segunda inconsistencia es la secuencia de la baja de interés» con una tasa de devaluación al 2 por ciento mensual. «Si para que la inflación sea 4,6 por ciento en mayo frenamos actualizaciones de tarifas y además hoy anuncian que hay que gastar 500 millones de dólares para comprar gas que aumenta el gasto ¿Cómo hacemos?». Finalmente, apuntó al cambio de los pases pasivos del Banco Central por LECAPS en poder del Tesoro Nacional que generarán vencimiento por 10 puntos del producto hasta fin de año. En este caso, criticó que sólo es un cambio de deudor sin que se solucione el tema de fondo. «Empiezan a haber contradicciones en el esquema y la pregunta es ¿para qué? El objetivo era estabilizar la demanda de pesos para en algún momento ´sacarle las rueditas a la bicicleta de los chicos´ y, en lugar de sacarle la rueditas a la bicicleta de los chicos, las atornillaste», sentenció.
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