Gastón de Oro dejó su San Juan natal para perseguir su sueño deportivo. En el viejo continente salió campeón, rompió récords y llegó a jugar un mundial con la selección italiana. Quince años después encontró en una tradición bien argentina su gran pasión y sustento.
“A los italianos les digo que les hago un viaje a la Argentina a través del paladar”, dice a TN Gastón de Oro, el sanjuanino de 36 años que se fue a Italia a los 19 para jugar al hockey sobre patines y en 15 años logró una carrera envidiable: jugó en los mejores equipos, pudo salir campeón y llegó a jugar un mundial con la selección italiana. Sin embargo, hace tres años decidió volver “espiritualmente” a la Argentina.
¿Cómo logró volver al país sin pagar un pasaje de avión? Creó “La griglia del tonchi”, un emprendimiento gastronómico que se dedica a hacer asados argentinos a domicilio. En un principio lo desarrolló solamente en el norte de Italia, y hoy está por todas partes: desde Milán hasta la Toscana.
En Italia vivió momentos de zozobra. “Tonchi”, como le dicen en su San Juan natal, cuenta que le costó el desarraigo con la Argentina y que cuando jugar al hockey se vuelve un hábito empieza lo difícil: “Ves que te falta el domingo con la familia, que no están ni tu vieja ni tus hermanas y la pasás mal”.
Cuando Cecilia, su esposa y madre de su única hija Vita, llegó a Italia para formalizar el noviazgo, todo cambió. Para ese entonces, Gastón jugaba en el Benetton, que le brindaba casa, comida y salario. La comida que le daban incluía un restaurante italiano que hacía carne a la parrilla. Y ahí empezó su relación con el asado, en la que en poco tiempo pasó de comensal a cocinero.
Primero comenzó trabajando en un restaurante donde hacían “la noche argentina”: en el menú aparecían empanadas, asado, vino argentino y otras comidas típicas que no son tan comunes en Italia. Sin embargo, su pasión por la cocina parecía derrumbarse cuando fichó por un club importante de la Toscana que no le permitía tener otro trabajo en simultáneo. Fue en ese momento que decidió abrir su emprendimiento, pero solo durante las vacaciones. “Para esa época tenía muchísimos conocidos carniceros y entendía un poco más sobre carnes”, explica.
Los contactos que logró con el hockey le permitieron tener una demanda a un gran nivel, sin embargo, el primer evento no salió tan bien: “No teníamos el fogonero hecho. Estábamos de vacaciones en Grecia y le pedíamos al de la metalúrgica que nos haga determinadas medidas. Terminamos yendo con el fogonero todo despintado”, contó.
Para colmo, Gastón no sabía hacer asado en fogonero. “Siempre fui del asado a la parrilla, pero tengo amigos del campo que me lo mostraron. Veo las fotos de ese primer asado y es un papelón. Me costó mucho llegar a la carne con el gustito argentino”.
Con el correr de los años -la empresa ya lleva tres- la técnica fue mejorando y extendió el negocio a distintos puntos de Italia. El emprendimiento se hizo tan conocido que llegó a cocinarles a futbolistas argentinos en Italia. “Fuimos a Fiorentina con (Lucas) Martínez Quarta y en Torino con (Cristian) Ansaldi. Ellos, más allá de que son gente del fútbol, son muy humildes. Son los primeros que no se mueven de la parrilla. A ellos sí que los llevas a la parrilla”.
“Nunca perdí el acento argentino. Mi idea es llevar a los italianos a la Argentina, que vivan una experiencia argentina a través del paladar, porque desde el cocinero hasta toda la materia prima es de allá”, explica Gastón sobre su objetivo.
Incluso, algunos clientes lo contactan para corroborar que el asado sea celeste y blanco: “Hay un plus más si el asador es argentino. Yo hago una pequeña presentación en los eventos, voy a la mesa y explico qué van a comer, cómo son la carne y los vinos. Le doy un formato más serio para que la gente sepa. Es importante ver la diferencia entre los sabores, es justo explicar todo”,
Fuente:TN
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